#80 Memorias de un francotirador en Stalingrado de Vasili Zaitsev
Atención: A continuación se revelan partes de la trama del libro.
¿Por qué este libro? Desde que vi Enemigo a las puertas me interesó la figura de Zaitsev, cuando supe que había escrito sus vivencias en Stalingrado, era un libro que tenía que leer.
¿Qué tal la novela? En esta biografía Zaitsev nos cuenta principalmente sus vivencias durante la batalla de Stalingrado, desde que llega en septiembre de 1942 hasta que es herido y evacuado.
Primero nos sitúa en su infancia contando historias de cazadores en los Urales. La verdad es que es impresionante la historia en la que persigue junto a su primo un lobo durante dos días. Después habla un poco de su servicio como marinero en Vladivostok y enseguida nos mete en harina con su llegada a Stalingrado. Durante su servicio en la marina cuesta verle sirviendo como contable, parece que no le pega nada.
Sobre los combates en Stalingrado nos cuenta cómo luchan fábrica por fábrica, habitación por habitación, avanzando y retrocediendo, sufriendo continuamente el martilleo de la artillería, hasta que es asignado como francotirador. Esto se va repitiendo varias veces a lo largo del texto. Me llama la atención que hace varias veces mención al uso de maniquís como señuelo, al parecer fue efectivo.
Al ser una autobiografía, me deja algunas dudas como por ejemplo que no hay la más mínima crítica al ejército, a los oficiales, la cadena de mando o a otros camaradas de armas. Todos se comportan con valentía. Esto me hace plantearme si el libro está pensado como herramienta propagandística o si sufrió algún tipo de censura de la época.
Es habitual que en este tipo de novelas o biografías bélicas se incida mucho en los horrores de la guerra y en las penurias del soldado, la pérdida de compañeros o la escasez y falta de recursos. El frío, tampoco se menciona en ningún momento. Durante toda la novela ninguno de estos lugares comunes se intuye.
Tampoco pierde mucho tiempo en analizar al enemigo, no hace mucha incidencia en él, simplemente son ratas invasores que deben ser expulsadas.
A pesar de todo el libro me ha gustado, se lee fácil y rápido, Zaitsev tiene un estilo sencillo y limpio, y su valor histórico es innegable.
Citas: Algunas ideas sacadas del libro.
Con el tiempo, esa habilidad me serviría para luchar contra esos otros depredadores bípedos que llegaron sin que nadie se lo pidiera a invadir nuestra patria.
Se refiere a sus habilidades como cazador, en concreto al rastreo de presas. Me llama la atención por su originalidad, la forma en la que se refiere a los nazis.
Por supuesto, la camiseta de marinero no es más que algo externo, un mero objeto, pero basta ponérsela para sentir el impulso de erguir la espalda sacando pecho. A menos que uno sea un afeminado o un ser de natural enfermizo, algo lo incita de inmediato a probar su fuerza, a echar unas flexiones o levantar unas mancuernas.
Esta última frase me mató, me hizo soltar una carcajada.
Siempre me ha intrigado lo de mirar a través de la óptica a un enemigo a cientos de metros. Al principio apenas se ve una silueta pequeña e indistinta, y de pronto puedes distinguir todos los detalles del uniforme, si es alto o bajito, delgado o gordo. Sabes si se ha afeitado esa mañana, si es joven o viejo, si es oficial o soldado. Puedes ver la expresión del rostro. En ocasiones, tu objetivo está hablando con otro soldado o canturreando par sí. Y mientras tu hombre se frota la frente o inclina la cabeza para ponerse bien el casco, buscar el mejor punto para que la bala haga su impacto.
Una de las reflexiones más populares del libro, que también popularizó Enemigo a las puertas.
En la tarjeta del Komsomol, Griázev había garrapateado un mensaje para su hijo: «No es patriota quien habla del amor a su país, sino quién está dispuesto a entregar su vida por él. En el nombre de mi país y en tu nombre, hijo mío, estoy listo para sacrificarlo todo. Crece, hijo mío, y aprende a amar a tu país no solo de palabra, sino con actos».
Esta es una de las cosas que me parecen más propaganda que otra cosa.
-No tenemos adonde retirarnos -respondí-. Para nosotros no hay tierra más allá del Volga.
Otra de las frases más recordadas, con una carga de significado brutal.
-Ya lo he oído todo -contestó Afinogénov-. En Stalingrado he aprendido a dormir y a prestar atención al mismo tiempo.
Supongo que en combate nunca dejas de estar alerta, ni cuando duermes.
-Cuando el pescador ve que tiran de la caña, podrías prenderle fuego a los pantalones y ni siquiera se daría cuenta.
Forma muy visual de explicar la extrema concentración, me hizo gracia.
-¡Yo sirvo a la Unión Soviética! -respondí.
Lo mismo que la famosa sentencia sobre el Volga, una carga tremenda.
En las calles de la ciudad, nuestros propagandistas divulgaban proclamas como: «Si quieres vivir mata un alemán», «Di a cuántos alemanes has matado y te diremos cuán buen patriota eres».
Esto me recuerda a la propaganda agresiva de Ilyá Ehrenburg.
En los primeros días de la batalla, la artillería y la aviación alemanas gozaban de una inmensa superioridad. Para compensarlo, el Ejército Rojo se aproximaba lo más posible a las líneas alemanas, hasta el punto de cavar trincheras junto a las posiciones enemigas, de tal modo que los alemanes no pudieran recurrir a la artillería ni a los ataques aéreos contra los rusos sin disparar contra sus propias tropas.
¿Cómo de cerca? Me intriga porque si no te ataca la artillería enemiga ¿Qué hay de los morteros o de las granadas? En situaciones desesperadas medidas desesperadas, pero me cuesta ver como era posible.
¿Y la película? Enemigo a las puertas se estrenó en 2001 y fue dirigida por Jean-Jaques Annaud. Jude Law interpreta a Zaitsev, Joseph Fiennes a Danílov y Ron Perlman a Kulikov. No se trata de una adaptación de la novela. La película coge el capítulo del francotirador alemán y lo amplifica y deforma. Como película me encantó, buen cine bélico con escenas memorables como la llegada a Stalingrado, el cruce del Volga o cuando Danílov y Zaitsev se conocen. Por lo demás, sólo es fiel a pequeños detalles. A lo que sí es fiel, y me sorprendió bastante, es que aunque las circunstancias y el resultado son distintas, Danilov sí que se expuso voluntariamente al francotirador alemán. En el libro este duelo sólo ocupa un capítulo y para nada es tan espectacular.
En su día me pareció todo lo contrario, pero revisionando ahora la película me ha parecido profundamente anticomunista. También se obvia que Zaitsev era un ferviente comunista y en el filme no se pronuncia en ningún momento de esta forma, es bastante neutro, aséptico.
Vocabulario añadido: isba, digresiones, cordita, sirga, bodoques, hisopo, rijoso, sobretodos, inanes, silvicultor.